Está bueno escuchar y que no te oigan
gritar y que alguien esté atento
susurrar y conmover.
Está bueno mirar y que te fulminen
tener un ojo y enterarte de algo
estar ciego y deslumbrarte
ver y apreciar.
Está bueno oír y pasar de largo
bostezar y callar al mundo
prestar atención y sólo percibir el zumbido
el silencio sin voz.
Está bueno tocar y ser rechazado
rozar y recibir un quejido
acariciar y estremecer.
Está bueno gustar y ser ignorado
saborear y no saciarte
paladear y sorprenderte.
Está bueno oler y pasar desapercibido
dejar rastro pero no huella
perseguir un olor.
Hoy está bueno, lo bueno y lo menos bueno.
Hay días así de conformes, en los que no te da ni frío ni calor. Está bueno hacer las paces con las esquinas y con las malas noticias. Está bueno no saberte importante. Está bueno sentir que nada es tan grave y que lo peor ya pasó. Está buena la divina indiferencia de saber que todo es bueno. Hay días indiferentes que nos conducen a una complacencia sumblime. Esa en la que todo, todo, está bueno.
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