lunes, 24 de septiembre de 2012

TRADUCTORES

El otro día me pasó algo alucinante que quiero compartir.
Aunque ustedes no se lo crean conocí a un puñadito de brujos, y entre brujos y brujas, cantamos y reímos, lloramos y gritamos poniendo tal vez un granito de arena para que este mundo ese día diera completa su vuelta al sol.
Entre brujas andábamos cuando alguien de otro tiempo llegó a contarme una historia fantástica, tanto, que lo más probable es que nadie se la crea. Como yo sí me la creo, entre otras cosas porque estaba allí, yo se las cuento y ustedes deciden. Pero les advierto que si algún día comprenden lo que voy a decirles, se van a llevar un buen susto, o quizá se revuelquen de risa. Nunca se sabe.

Hace mucho tiempo siete hermanas se separaron. Durante mucho más tiempo estas siete hermanas y sus siete linajes fundaron la humanidad dispersadas por el planeta. Hace mucho mucho tiempo, casi todos los humanos olvidaron de donde venían y se acostumbraron a escuchar sólo una frecuencia de la voz de Dios. Cada tribu se volvió ciega y sorda a las otras frecuencias que no captan, y siempre entraban en las mismas dimensiones y conocían a los mismos seres superiores. Tanto los veían que pensaron que eran dioses, los únicos dioses. En realidad esto no es muy complicado y eso tal vez es lo que nos quisieron decir los antepasados cuando contaron la historia de la torre de babel. Cada uno comenzó a hablar un idioma y ya no se comprendieron. Cada una de las tribus efectivamente percibía una parte de la realidad de Dios, pero no se dieron cuenta que sólo era una parte porque ellos no veían, no oían, no olían, no tocaban las otras partes de Dios. Así de simple. Tanto se perdió en ese tiempo.

Pero mientras eso pasaba se enterraron pequeños tesoros para que la humanidad los encontrara cuando fuera tiempo. Esos tesoros eran como diccionarios de traducción. Una especie de artefactos que harían posible comprendernos de nuevo. Algo así como lo que también nos contaron los antepasados con eso de que bajó el espíritu santo y los apóstoles comenzaron a hablar en lenguas.

Y pasó el tiempo y unas tribus se expandieron y conquistaron a otras tribus, y superpusieron sus dioses a los de los otros, y mataron, arrasaron y saquearon. Y los morenos desconfiaron de los blancos, y los blancos de los morenos, de los amarillos, y pardos. Y así hasta hoy.

Pero cuentan, algunos personajes difíciles de ver, que estos artefactos siguen enterrados por ahí, y que ya va siendo hora que se desentierren. A mí me contaron dónde se encuentran algunos, y bueno, desde que me contaron esta historia, —en la que fui al mismo tiempo testigo y parte, porque estas cosas son así como los sueños y menos como las películas—, desde entonces estoy aprendiendo idiomas, pero tiene su gracia no se crean. No existe la misma palabra para un mundo que para otro, porque existen distintas cosas en un mundo y en otro. Y en algunos mundos la gravedad funciona de una manera y en otros al revés. Porque las facetas de Dios, son mundos así de simple. Tan distintos como el desierto o el mar, y a la vez igual de fácil de entender que existan unos u otros.

Les cuento todo esto porque soy mujer, y soy una chismosa. También porque tengo útero y éste es uno de los escondites de los artefactos traductores. También se los cuento porque me gusta intrigar y despertar la curiosidad, porque yo a mi vez soy muy curiosa. Y también porque se acerca el momento en que muchos, muchos, muchos se están despertando y más se despertarán. Y sólo quién tiene oídos para oír escuchará, como también ya nos han dicho.

Por ahora no les cuento más, pero si ustedes también han escuchado esta historia, no duden en compartirla conmigo y con los demás.


4 comentarios:

  1. Escucho el sonido de maracas en los cinco continentes, no son los conocidos artefactos
    movidos con cierta intensidad y cadencia
    dependiendo de la melodía.
    Son maracas que vienen de lo profundo.
    Sus semillas se esparcen con cada mirada resonante
    y 'desenvulvan' fibras de una luz...
    desconocida a la primera sensación,
    mas, inmensamente cercana.
    Transparentes, tanto que parecen invisibles,
    las fibras se extienden sin ninguna textura reconocible. Leves, no se asemejan a algo material.
    Entre silencio y resonancia viajan,
    certeras, gráciles, bellísimas, naturales, auténticas.
    Ya no habrá más obstáculos.

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  2. Una de las siete hermanas que fundaron los siete linajes de la humanidad, se llamaba Sintonía…y fue la primera que se perdió mientras jugaba a rodar entre las piedritas de las laderas de un río. Su risa se confundía con el arrullo del agua que corría entre las piedras buscando fundirse con el océano y poco a poco el lenguaje del agua y el de sintonía se volvieron uno, pero …pocos lo escucharon.

    La segunda hermana, se llamaba Escucha, estuvo durante infinitos tiempos tan ensimismada en el Silencio que se fundió con él volviéndose oráculo invisible y certero para los peregrinos nómades de todos los tiempos.

    Discreción, la tercera de las hermanas, muy cercana a Escucha, se dedicó a aprender el canto de los pájaros, y a través del sonido de éstos pudo contestar muchas preguntas desde el fondo de su corazón a quien, perdido en el devenir del tiempo virtual, anhelaba alguna respuesta que le abriría el camino, luego, a otra pregunta.

    Complacencia, la cuarta hermana, disfrutaba de todo lo creado, fuera del origen que fuera, disfrutaba de todos los aconteceres, para ella no existía lo malo ni lo bueno, disfrutaba de las gentes, animales, plantas, minerales y cualquier fenómeno de la naturaleza, de la lluvia, truenos y relámpagos, de las montañas, ríos, mares y desiertos, del frío y del calor, disfrutaba tanto que para ella no existían peligros, se volvía invisible ante las desavenencias, así nada podía hacerle daño.

    Inocencia la quinta hermana confiaba en todo y de todo se asombraba como una niña, y gracias a esa actitud, todos confiaban en ella. Con su sola presencia lograba que hombres y mujeres disolvieran sus culpas y le confesaran sus mas íntimos secretos, que ella guardaba celosamente en las ranuras de un árbol antiguo como la vida, tan antiguo que ya no se recuerda su nombre, aunque algunas abuelas dicen que se llamaba baobab.

    Armonía la sexta hermana, conocía el sonido de las estrellas y astros de todas las galaxias y sabía que a través de esos sonidos, se creó todo lo que existe, partiendo del latido del corazón de todos los seres.

    Renovación, la hermana menor era pequeñita como una mariposa tropical azul, y podía volar muy rápido por todos los rincones del planeta, haciendo que todo se renueve según las estaciones, removía todos los estancamientos, todos los miedos de las gentes, el miedo que era el padre de las envidias, los rencores, los afanes de poder. Gracias a la ligereza de su vuelo fue encontrando y reuniendo nuevamente a todas sus hermanas despertigadas por el mundo y juntas crearon un círculo muy unido, tanto, que crearon un nuevo rumbo a la existencia de los hombres que andaban perdidos cuando las hermanas estuvieron separadas.

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  3. Silmah querida, gracias por revelarnos más de esta historia, por tomar el relevo y no dejarla como a tantas otras buenas historias, perderse en el océano del olvido. No es casualidad que ayer se haya abierto una página de historias aún sin inaugurar, así que si nos lo permites, ésta –nuestra historia– será la primera en publicarse.
    Por favor escribe aquí en este blog cuando lo sientas, sólo tienes que avisarme vía el mail: envisiblemexico@gmail.com.
    Gracias por estar, por participar, por sumarte a nuestras voces.

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